En la Revista del Sábado última, viene una entrevista al señor Danús, que dá luces del camino que estamos siguiendo. El Rey Midas de la Farándula. Al día siguiente varios economístas divagan sobre el mal holandés y la fuerte caída en el índice de competitividad que mostró chile en la última medición; explicado por educación e innovación. Para amenizar más la chuchoca, nos damos cuenta que inversiones como la repavimentación de la alameda fué peor que tirar US$7.2 millones -que hoy nos sobran- al water (ojo aquí prefiero la pronunciación catalana de Serrat: Vater). Y parecemos no ser capaces de relacionar estos eventos.
Al leer la entrevista al señor Danús, no cabe duda porqué vamos en sentido contrario.
Este Rey Midas, ya que en la mitología hay varios -sobre todo en las distintas versiones sobre el final de su historia, me gusta especialmente en la que recupera a su hija Caléndula y deja de desear que todo sea convertido en oro- toca, según él, nuestros tiempos de ócio y los convierte en oro. Sí en oro sonante y constante para sus bolsillos y tal como en la leyenda en oro mortal para el resto, en este caso nuestro devenir cultural.
"Quiero hacer lo que la gente quiere ver" dice al justificar porque prefiere un programa con vedettes argentinas del canal playboy a uno sobre Arturo Prat.
Cuando le preguntan en qué va a terminar todo esto, replica: " Va a terminar en que la farándula será una parte importante de la entretención y cada día habrá más famosos". No, no se con fundan, no se refiere a famosos como Neruda, Huidobro, Mistral, Emar, Lihn, Anguita, Jodorowski, Prat, Matta, Prieto, Figueroa, Cristi, y tantos otros que nos han dado su ejemplo en las artes, las letras, el deporte, NO. Son los famosos como menciona él: Pamela Díaz, Avello, Julio César (este puede ser si se refiere al romano).
El rey Midas todo lo que tocaba lo transformaba en oro, oro que quitaba la vida, de las flores del jardín de su hija, del libro que tenía en sus manos, de las frutas para el desayuno y finalmente de su propia hija.
Para rematar el cuadro de este rey Midas, como ejemplo de empresario, muy distinto por cierto de muchos empresarios que sí han aportado a la cultura y el desarrollo del país, cuenta que fué miembro del grupo de ultraderecha antiprotestas (por la vía de la discusión de ideas supongo, el dialogo enriquecedor y el debate reponsable e instruído), pero reniega de todo, su padre era de izquierda, se apura en afirmar.
El club Porsche y otros son mencionados junto a su meritocracia. Justo antes de dejar en claro que después de haber sido responsable de la construcción de Ralco, ahora es verde y cree que "SE PUDO HABER EVITADO SU CONSTRUCCION", bien consecuente el señor! Si la contaminación cultural que el produce es mucho peor que su politicamente correcta posición sobre la chimenea de ventanas. Es que no se da cuenta de que contaminación hay de muchos tipos. Daño al medioambiente se crea también con sus programas y con las estrategias para subir o bajar el rating através de incentivar el morbo.
Si queremos recuperar la competitividad tenemos que invertir en la gente, y esto es educación, no de la del señor Danús, sino: innovación, creatividad, nuevas formas de hacer las cosas, agregar valor, el valor de las ideas, no de la fuerza bruta ni de los tesoros heredados. No es siquiera necesario invertir más plata sino que mejor. México con una inversión menor a la nuestra en educación muestra mucho mejores índices.
Prefiero como visión la de Juan Enríquez:
"El futuro pertenece a pequeñas poblaciones que crean imperios de la mente, y que ignoran la tentación de- o no tienen la opción de- explotar recursos naturales." Es una de las conclusiones de su ensayo: As Future Catches You, en que analiza porqué los paises ricos en recursos naturales se han vuelto tan pobres en los últimos años.