sábado, noviembre 18, 2006

Muxima

La más reciente obra de Alfredo Jaar expuesta en Fundación Telefónica es Muxima. En Kimbundu quiere decir "Corazón".
Jaar en un excelente cortometraje llega al corazón de Angola y al corazón de cada uno de los espectadores. Con gran maestría nos lleva por una Angola devastada, de pasado colonial portugués, que nos recuerdan las estatuas de colonizadores apiladas en un patio trasero de una casa en ruinas. La revolución marxista en las calles Lenin, Che Guevara y Salvador Allende. En los pozos petroleros, en el sida, en su música y su tierra.
Jaar expone una serie de críticas sociales. Desde "Esto no es América" al criticar el uso del nombre de nuestro continente para denominar un país sin otro nombre, hasta la carcel y los espejos de la Celda Infinita, trilogía de Gramsci.
En medio los ojos de un niño ruandés que perdió a sus padres, al igual que los otros 35 niños de su clase, en una limpieza étnica pasada por alto por occidente, que siempre parece estar presto a democratizar países.

Surge la pregunta sobre el rol del arte en la crítica social. Si estas instalaciones no tocan el corazón de los espectadores, nos encontramos frente a un problema mayor. Estoy plenamente de acuerdo en el uso y función del arte como cuestionador de conciencias. El arte es un instrumento más para mejorar la calidad de vida, tanto en el placer de una obra, en la paradoja o en la crítica.






1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No estoy de acuerdo con la utilización del arte para temas contingentes.
MIV

10:42 p. m.  

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