miércoles, noviembre 15, 2006

Caperucita Roja y el Lobo




Por si no se han dado cuenta los de la foto son el verdadero Lobo Feroz y Caperucita Roja.


Uno podrá decir que mucha caperucita para tan poco lobo. Pero hay que entender que el pobre lobo aún no se alimentaba de la suculenta abuela, los pasteles y por lo que vemos en la foto la gallina!


El lobo es Andrés tercero, mi hijo, y a su edad me hubiera intimidado tremenda caperucita.


Mi tía Angeles está preocupada por el vello que ha crecido por todo el cuerpo de Andrés, no entiende que los hombres lobo somos peludos. Insiste en que no hubo lobos en la familia, al menos en las ocho últimas generaciones. Yo no entiendo de genética pero si hubo alguno, anterior a esa generación, bien podría haber quedado un gen dando vueltas.


La abuela solía hablar de transtornos psíquicos en la familia. Posiblemente los heredé. No recuerdo salir por las noches de luna llena, algunas otras sí, y sólo para probar un Bloody Mary.

Claramente tercero va por los pasos de una atormentada vida de hombre lobo. Heredó su físico, altamente desarrollado, del de su padre - el que tenía a la misma edad, hoy lo he desarrollado aún más.

He decidido publicar estas lineas a fin de prevenir a caperucitas y aclarar las dudas de mi tía Angeles quién no recuerda bien debido al elevado nivel de alzeimer que la consume. Hace unos días ni siquiera reconoció al Conde Drácula durante una velada en que se sirvieron deliciosas prietas acompañadas de niachi reserva del día.

Schwember escribe un post sobre el bién y el mal. Le escribo un comentario que se borra antes de publicarlo (esto es el mal). Por lo que decido boicotearlo sin un nuevo comentario (esto es el bién). Caperucita es en el cuento: el bién, el lobo, ya sin alternativa (el bién ya había sido asignado, seguro que por nuestra presidenta que discrimina positivamente -el mal- a favor de la mujer -el bien, ya que casi me comieron en un comentario al post de la Brandes varias féminas apasionadas-) es el mal. Si observamos bien las fotos entenderemos porqué no nos ponemos de acuerdo sobre el bien y el mal. ¿Qué provoca el mal? ¿Sería malo el lobo si no hubiera una caperucita?, esto no lo aclararon los hermanos Grimm.